Todos hemos escuchado la conversación interminable sobre la autoestima y, en general, todos hemos acordado que es importante. Entonces, ¿Cómo es que hay una epidemia de baja autoestima que infecta a nuestra sociedad y especialmente a los jóvenes de hoy?
Los gobiernos han intentado abordar este problema en las escuelas aboliendo la competencia (¡aunque se van en evaluaciones y exámenes!) Y alentando a los maestros a decirles a los estudiantes que todos tienen el «derecho» a ser iguales y que nadie es mejor que nadie.
Pueda que esto parezca una idea maravillosa. Después de todo, si nivelamos el campo de juego y no comparamos a nadie en la competencia «todos seremos iguales, ¿no?» Esto debería garantizar una buena autoestima porque no te comparas con nadie.
Pero, la autoestima no funciona de esta manera. La autoestima surge del amor propio.
La Importancia de la Autoestima
La autoestima es la columna vertebral sobre la cual construimos nuestras vidas. Está destinada a ser la base estable que nos lanza a vidas exitosas. Es el criterio o la guía lo que indica si estamos en camino o no.
Cuando nos sentimos bien, somos expansivos, generosos, amorosos y sinceros. Cuando nos sentimos mal, sabemos que las cosas deben cambiar y que debemos mirar nuestra vida y cómo la estamos viviendo.
¿Por qué entonces, tenemos tantos problemas en torno a la autoestima? ¿Por qué tenemos dificultades para hablar y reconocer la importancia del amor propio, la autoestima y la auto-aceptación?
Cada vez que converso estos problemas con mis lectores, hay un silencio incómodo y luego vergüenza o enojo. Parece que hay muchos conceptos erróneos en torno a estos, por lo que tal vez deberías aclararlos antes de avanzar mucho más allá.
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Quizás las circunstancias de la vida te hayan hecho sentir que no eres suficiente, ya sea en tu trabajo, relaciones o vida en general. Pero eso puede cambiar, si sigues los pasos correctos para establecer relaciones más sanas, lograr tus objetivos y tomar mejores decisiones en tu vida.
¿Qué es el amor propio?
El amor propio no es perjudicial para los demás. El amor propio nos permite ayudar a los demás de manera más efectiva. El amor propio reconoce nuestras fortalezas y debilidades y las acepta a todas por igual como partes válidas de nuestro ser.
El amor propio no critica a nosotros mismos ni a los demás. No nos desanima ni nos dice que somos personas malas y horribles. El amor propio nos capacita para ser lo que debemos ser: personas únicas, maravillosas, diferentes y diversas que se respetan y honran a nosotros mismos y a los demás.
Nadie con un mecanismo saludable de amor propio tiene una baja autoestima, un ego que está fuera de control o daña a otro ser a través del pensamiento, la palabra o la acción.
¿Cómo aplicar el amor propio?
El amor propio es ser gentil y amable con nosotros mismos, es tolerante con nuestros errores y es indulgente con nosotros mismos y con los demás. Es estar conscientes de lo que realmente necesitamos para ser felices y realizados y luego permitirnos satisfacer esas necesidades, sin sentirnos culpables.
Es agradecer nuestros dones y tolerar nuestras debilidades. La autoestima y la auto-aceptación nos permiten compartir nuestros dones con nuestra sociedad, de una manera que nos ayuda a todos.
Podemos ser diferentes y brillar y NO quitarle a los demás seres humanos la experiencia de la vida.
De hecho, podemos MEJORAR su experiencia.
Ahora que entendemos lo que es el amor propio, podemos comenzar a comprender la importancia de la autoestima.
Sin un amor propio saludable, auto-aceptación y autoestima, nuestra sociedad, nuestras familias, no pueden funcionar de la mejor manera. Cuando persistimos en criticarnos a nosotros mismos y a los demás, creamos un ambiente que es perjudicial para el desarrollo de una autoestima saludable.
La crítica es el enemigo número uno de una relación pacífica, amorosa y de apoyo con nosotros mismos.
Para la mayoría de nosotros, el flujo constante de críticas se ha convertido en ruido de fondo. Ni siquiera somos conscientes de que lo estamos haciendo para nosotros mismos o para otros. Creemos que es normal, cuando en realidad es un hábito que hemos desarrollado para obtener aumentos momentáneos en nuestra propia opinión de nosotros mismos.
Todos tenemos opiniones heridas de nosotros mismos, momentos de duda y auto-compasión.
Para aquellos con una autoestima fuerte y saludable, se recuperan rápidamente y no se atascan en el fango. Para el resto de nosotros, quedamos atrapados en sentimientos de no ser lo suficientemente buenos y perpetuamos las circunstancias que nos pusieron allí en primer lugar.
Observa las tasas crecientes de suicidio, adicciones a las drogas y al alcohol, fumar, embarazo adolescente, trastornos alimenticios, sexo de menores y obesidad. Sin mencionar el aumento de cáncer y SIDA, ataques cardíacos y demencia por vejez.
Como sociedad, nos estamos criticando a nosotros mismos hasta la muerte. Escondemos nuestro dolor a través de las adicciones y la violencia, hacia nosotros mismos y hacia los demás. Luego acumulamos más culpa, más culpa, más ira, justicia propia y prejuicios por encima de todo.
¿Estaríamos encantados de perseguir aquellas cosas en las que teníamos interés y talento? ¿Seríamos solidarios, atentos y amables? ¿Mostraríamos y recibiríamos respeto, dignidad y reconocimiento?
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Creo que lo haríamos. Creo que al tener un amor propio saludable (cuidarnos y nunca criticarnos a nosotros mismos ni a los demás, aceptar y celebrar nuestras fortalezas y debilidades y asumir la responsabilidad de nuestros propios pensamientos, palabras y acciones) podemos crear un ambiente positivo para nosotros mismos y nuestros niños.
Podemos liderar con el ejemplo y mostrarles cómo honrarse a sí mismos y a los demás.
Ya no necesitaríamos las muletas de la sociedad moderna para sentirnos mejor. No necesitaríamos escapar a mundos virtuales en línea o en juegos de computadora. No necesitaríamos ver cantidades excesivas de televisión o consumir cantidades excesivas de alimentos poco saludables.
No necesitaríamos ser gastadores compulsivos, bebedores o fumadores. Podríamos ser libres para ser nosotros mismos y saber quién y qué somos, es lo suficientemente bueno.
Básicamente, el problema de nuestra autoestima es que ninguno de nosotros siente que somos lo suficientemente buenos. Podríamos ser buenos en algo, pero nos comparamos con alguien que percibimos que es mejor. No podemos aceptar que somos lo suficientemente buenos, sentimos que debemos buscar encontrar fallas dentro de nosotros mismos.
Y eso debemos cambiar!
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